
HISTORIA DEL COOPERATIVISMO
Tanto para América Latina como para Colombia, en particular, tiene un significado especial la llegada del modelo asociativo sustentado en la ayuda mutua, la cooperación y la solidaridad; puesto que las comunidades tanto indígenas como las afrocolombianos tenían en ese momento una historia de trabajo comunitario que los escritores de la época llamaron de diferentes maneras”: Minga, convite, mano prestada, Waki (organización colectiva del trabajo), Ayni (sistema de préstamos de mano trabajo), Pasanacu (fondo de solidaridad comunitario). Igualmente, en otras latitudes del planeta los seres humanos han inventado maneras de vivir la solidaridad.
Pero la cooperación cooperativa tuvo su origen en Europa; en el contexto de la crisis desatada por el desarrollo industrial (1840-1850) surgió el modelo cooperativo europeo de consumo en Inglaterra, de producción en Francia, de ahorro y crédito en Alemania. Desde entonces se ha expandido por el mundo. Abordar la caracterización del cooperativismo en Colombia resulta una tarea compleja por su naturaleza y composición; por su origen, por su larga tradición, por los cambios jurídicos y por sus interacciones con los otros sectores sociales y económicos del país. En Colombia se han realizado estudios de caso, generalmente de experiencias exitosas, y estudios de algunos sectores del cooperativismo. Sin embargo no existe una investigación reciente que presente una mirada global sobre el cooperativismo nacional. Por otra parte, aún no se cuenta con estadísticas unificadas y sólidas que sean punto de apoyo para las personas que quieran acometer la tarea de analizar alguno de los aspectos del cooperativismo.
Especialmente es necesario advertir que en los últimos años el cooperativismo colombiano ha experimentado una crisis simultánea y en ocasiones causada por las crisis o ajustes del modelo económico adoptado por el país. También conviene señalar que hay pocas investigaciones sobre las características y el impacto de la crisis, en la composición y estructuración del movimiento cooperativo en las actuales circunstancias. En el presente informe se entiende por cooperativa “La asociación autónoma de personas que se ha unido de forma voluntaria para satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales, y culturales, en común acuerdo
Mediante una empresa de propiedad conjunta y de gestión democrática”.
Específicamente la Legislación Colombiana define la cooperativa como “la empresa asociativa, sin ánimo de lucro, en la cual los trabajadores o los usuarios, según el caso, son simultáneamente los aportantes y los gestores de la empresa, creada con el objeto de producir o distribuir conjunta y eficientemente bienes o servicios para satisfacer las necesidades de sus asociados y de la comunidad en general” De esta manera, las cooperativas, como organizaciones sociales y empresariales responden a las exigencias de la eficiencia económica y a la ética de la solidaridad y la democracia. Desde luego, hay que entender, que con bastante frecuencia los principios de la eficiencia económica, en términos de rentabilidad se imponen sobre la gestión democrática y los deberes de la solidaridad. También conviene advertir al abordar el estudio del cooperativismo en Colombia, que ha habido intentos de elaboración teórica para comprenderlo como una totalidad. Por eso es usual encontrar expresiones como “el sistema cooperativo”, “el sector cooperativo”, “el movimiento cooperativo” “el sector de la economía solidaria” “el sector de la economía del trabajo”, “la economía solidaria”. En cada expresión hay un matiz teórico por comprender y desarrollar. Y, obviamente, en este aspecto se produce un acercamiento a las teorías económicas que se aventuran a formular la hipótesis de un modelo económico alternativo.
RESEÑA HISTÓRICA DEL COOPERATIVISMO EN COLOMBIA
Antecedentes: no hay duda que en la lejana civilización precolombina se desarrollaron actividades de cooperación, que sin estar enmarcadas en un régimen cooperativo normatizado como el actual, si eran muestra del sentido de cooperación que existía en las comunidades y organizaciones indígenas de nuestro país antes de la llegada de los españoles a América, los indígenas trabajaban con gran sentido de la cooperación. En su cultura valoraban altamente el sentido de pertenencia a la comunidad. Por eso en la normatividad social se anteponían los derechos colectivos sobre los individuales. En Colombia se destaca la familia de los chibchas que trabajaban la tierra en forma colectiva, siendo su principal fuente de trabajo la agricultura, distribuían los productos según los siguientes parámetros:
a. Producían una parte para la subsistencia de los miembros de la comunidad que componían varias familias.
b. Otra parte para un grupo de jefes y sacerdotes a los cuales tenían que rendir tributo.
c. El resto lo intercambiaban con otras tribus cercanas por otros productos que necesitaban.
Aún hoy, 510 años más tarde de la invasión de la civilización occidental cristiana, permanecen numerosos principios y experiencias comunitarias en las tribus indígenas sobrevivientes. Los Cuna, los Orewas, los Aruacos, los Inganos, por citar algunos casos.
En 1991, la Constitución Colombiana reconoció la naturaleza pluriétnica y pluricultural, en la cual se encuentran prácticas comunitarias como: la minga, el convite, el trabajo comunitario y la explotación colectiva de la tierra. En la época de la colonia se organizaron algunas sociedades para la ayuda mutua como las Cajas de Comunidad, los Montepíos que aparecieron en el siglo XVIII, con rasgos que se refieren a las actuales cooperativas de ahorro y crédito, de seguros y de previsión social, cuyo objetivo no era solamente la satisfacción de los asociados como consumidores sino la de servir su necesidad por razones de origen más noble y elevado. En la época de la independencia se crearon algunas sociedades de auxilio mutuo, las cuales adquirieron importancia con el surgimiento, a mediados del siglo XIX, de las sociedades de artesanos y obreros cuyo objetivo era la defensa de los intereses especialmente económicos de los asociados que más tarde se transformaron en sociedades democráticas, teniendo una orientación primordialmente política. Paralelo a esto y por influencia de las ideas cristianas de la Iglesia Católica surgieron en Colombia las primeras sociedades mutuarias.
Algunas de las características que hicieron de estas sociedades precursoras de las ideas cooperativas, se encontraron en los estatutos de dos de ellas: La sociedad de Caridad fundada en el año de 1864 y la Sociedad de Auxilio Mutuo del Señor del Despojo, establecida también en Bogotá en el año de 1899 y que obtuvo su personería jurídica en 1910. En el año de 1916, durante la administración del Presidente José Vicente concha, el entonces Ministro de Agricultura y Comercio doctor Benjamín herrera, presentó a consideración del Congreso de la República el primer programa cooperativo del que se tenga noticia. Hacia el año de 1921, uno de los mayores difusores y promotores de las ideas y de la acción cooperativa fue el Canónigo de Tunja, Monseñor Adán Puerto, quien de regreso de Europa, trajo las primeras luces del sistema cooperativo. Este canónigo se propuso difundir las nuevas ideas mediante una amplia labor de divulgación y motivación cooperativa, mediante charlas, conferencias y publicaciones especialmente en el boletín Diocesano y El Vigía.
Monseñor puerto concebía el cooperativismo como factor indispensable para lograr un Gobierno para el pueblo, enmarcado en una formula de democracia cristiana. Otro de los propulsores de la idea cooperativa fue el doctor Ignacio Mariño Ariza, quien en su carácter de representante a la Cámara elaboró y presentó el primer Proyecto de Ley Cooperativa, introduciendo la nueva modalidad de la sociedad cooperativa en el Derecho Colombiano. Este proyecto de ley fue negado, pues el desconocimiento tan absoluto que se tenía del modelo cooperativo no dio margen a su consideración, juzgándose improcedente y utópico. Sin embargo la semilla de la idea cooperativa no había caído totalmente en tierra estéril, y un poco más tarde debido a la crisis que presentaba el país en el año de 1930, hizo remover de las cenizas la vieja iniciativa cooperativa, que ganó el respaldo no solo de los adeptos sino del propio gobierno que empezó a mirar con simpatía la idea cooperativa.
EL NACIMIENTO DEL MOVIMIENTO COOPERATIVO EN COLOMBIA
El Gobierno del Presidente Enrique Olaya Herrera quería que el país hiciera un ensayo económico a través del sistema cooperativo, pero como las cooperativas no existían y la idea o iniciativa no partía ni de los consumidores ni de los trabajadores, el Gobierno consideró que le correspondía dar los primeros pasos. En 1927 el Gobierno expidió una Ley que se llamó “De Emergencia” con el ánimo de responder a la situación que se presentaba en el país en ese entonces y que era de angustia económica y financiera. El Gobierno abrió un concurso para encontrar los métodos más conducentes para resolver el problema de la alimentación. El ganador de este concurso fue el abogado antioqueño doctor Juan María Agudelo quien presentó un estudio sobre las cooperativas de consumo; estudio, que dada la modestia del doctor Agudelo, nunca fue publicado. El doctor Agudelo, conocedor y estudioso de las ideas cooperativas en su calidad de miembro de la Cámara de Representantes, redactó y presentó el proyecto de ley sobre el régimen de las cooperativas, habiendo tenido como consultores a los doctores Jorge Eliécer Gaitán, Ignacio Mariño Ariza y José Roberto Vásquez. Este proyecto de ley se convirtió mas tarde, en el año de 1931, en la primera ley cooperativa que existió en el país y que fue aprobada por el Congreso de la República el 24 de noviembre y sancionada por el gobierno el 7 de diciembre del mismo año, con las firmas del Presidente Enrique Olaya Herrera y del Doctor Francisco José Chaux como Ministro de Industrias.
Es de destacar de esta Ley el artículo 13 que le dio a las cooperativas el carácter de reguladoras de precios, bienes y servicios. El artículo 22 reconoció en el Derecho Colombiano la modalidad de las sociedades de personal y capital variable e ilimitado y su duración indefinida. Este artículo está copiado textualmente de la ley francesa expedida por el parlamento de ese país con el fin de fundamentar y establecer el status jurídico para las cooperativas en Francia. El 11 de mayo de 1932 se expidió el decreto 849 inspirado por el senador Mariano Ospina Pérez, del Ministro de Hacienda de ese entonces doctor Esteban Jaramillo, el Ministro de Industrias Francisco José Chaux. La aplicación de este decreto que solo tenía un artículo, el 13 referente a las cooperativas, produjo resultados sorprendentes como fue el apoyo y fomento del cooperativismo Agrícola. Posteriormente el 17 de mayo de 1932 el Gobierno Nacional haciendo uso de las facultades extraordinarias expidió el decreto 874 que declaró a las cooperativas como entidades de utilidad y conveniencia pública para todos los efectos legales, norma que se reprodujo mas tarde en el Decreto 1598 de 1963. Merece destacarse en esta época la creación de la Superintendencia de cooperativas, mediante el decreto 1339 de 1932, Superintendencia que se creó bajo la dependencia del Ministerio de Industrias, siendo el primer Superintendente Miguel Velandia Morales. Esta entidad se creó antes de que existiera formalmente la primera cooperativa en Colombia y fue reorganizada mediante el decreto 3124 de 1968.La Ley 134 de 1931 fue reglamentada mediante el Decreto 1339 del 3 de agosto de 1932, decreto que tuvo gran dosis de paternalismo y dio al cooperativismo una importante herramienta para su fomento.
Mediante la Ley 128 de septiembre 28 de 1936, se adicionó, reformó la Ley 134 de 1931 y concedió a las cooperativas algunas ventajas legales como derechos y exenciones. Un factor de desarrollo cooperativo posteriormente fue la expedición de la Ley 115 de 1959 que ordenó la obligatoriedad de la enseñanza del cooperativismo en todos los grados de la educación desde la escuela rural hasta la universidad. Desafortunadamente esta Ley fue suprimida en 1969, causando un gran vacío en la promoción y fomento del cooperativismo. En el año de 1963 se expidió el Decreto 1598 y en el año 1968 el 2059 que lo reglamenta. En estos decretos se recogió en un solo estatuto legal la ya frondosa y difusa legislación cooperativa. En 1940 durante el gobierno de Eduardo Santos se dictó el Decreto 1460 que puede considerarse como el origen legal de lo que posteriormente se denomina el Sistema Financiero Cooperativo. Otro antecedente de la Banca Cooperativa fue el artículo 39 del Decreto 2462 de 1948, el cual autorizó al Gobierno para fomentar la formación y financiamiento de un Banco Cooperativo Agrícola, constituido inicialmente por mas de cinco federaciones de cooperativas de agricultores. La Ley 45 de 1990 llamada de Reforma Financiera incluyó varios elementos que se relacionaban con la actividad financiera del cooperativismo y dio paso alas normas para el desarrollo de la Banca Cooperativa establecida en el artículo 98 de la Ley 79 de 1988. Es de resaltar que la legislación cooperativa colombiana ha tenido muy en cuenta los postulados y principios establecidos y promulgados por Alianza Cooperativa Internacional, lo que mereció una mención especial en su Congreso de Manchester en 1995 cuando el señor Yves Régis, presidente del Comité de las Cooperativas de producción y trabajo, en una de las sesiones plenarias, puso de relieve la fidelidad doctrinaria de la legislación cooperativa colombiana.
Expedida la Ley 134 de 1931, aparecieron las primeras sociedades cooperativas en el país, sin mucha fuerza social ni exigencias doctrinarias, dada la ignorancia total que existía sobre la materia. En el año de 1933 nacieron con vida legal las primeras cooperativas entre las cuales aparecen las siguientes: 1) Cooperativa de Empleados de Bogotá (hoy Cooperativa Ciudad Jardín), autorizada por Resolución Ejecutiva N° 0032 del 26 de mayo de 1933 del Ministerio de Industrias y registrada por escritura pública N° 1134 del 26 de mayo del mismo año. 2) Cooperativa de Buses de Santa Fe Ltda., aprobada por Resolución del 27 de mayo de 1933 y suspendida por Resolución del 10 de abril de 1934. 3) Cooperativa Cundinamarquesa de Miel y Panela, que tenía por objeto la explotación de estos productos con destino a las Rentas Departamentales. 4) Cooperativa de Consumo de Empleados y Obreros de la Fábrica de Cementos Diamante, autorizada por Resolución Ejecutiva del 22 de octubre de 1933. La estadística cooperativa colombiana del año 1933 señala el funcionamiento de cuatro cooperativas con 1087 socios y un capital de $46.392.51. Una de las primeras cooperativas que existió en el país fue la Cooperativa Bananera de Magdalena, fundada el 14 de febrero de 1933, con participación de ciudadanos colombianos, holandeses, estadounidenses, belgas y españoles, y con el patrocinio de la Caja Agraria , el Ministerio de Industrias y la Superintendencia de Cooperativas.
Esta cooperativa vino a solucionar a los dueños de las tierras donde se cultivaba el banano, las necesidades de compra de insumos, capital de trabajo, recursos de subsistencia y asistencia en general. Dicha cooperativa existió hasta el año 1945 cuando la Segunda Guerra Mundial hizo imposible el transporte del banano, lo que conllevó a que la cooperativa entrara en inactividad, transformándose luego en la Cooperativa Agrícola del Magdalena, dedicada al cultivo de productos agrícolas como el maní y el arroz, transformación que una vez terminada la guerra llevó al fracaso definitivo de ésta, por el pasivo ocasionado por las perdidas presentadas debido al desconocimiento en el manejo de estos productos.
La Cooperativa Algodonera de la Costa Atlántica , fundada en 1935 y aprobada por Resolución 81 del 8 de noviembre del mismo año, llegó a ser una de las más importantes cooperativas del país. Su radio de acción cubría toda la costa atlántica, es decir los Departamentos de Atlántico, Bolívar y Magdalena de ese entonces. Por circunstancias de carácter administrativo y dificultades y conflictos internos, afectaron su estabilidad llevándola a su disolución en el año de 1962.
Es de resaltar que las primeras cooperativas se orientaron al ahorro y crédito de tipo cerrado, surgiendo luego otras de carácter multiactivo, pero en su mayoría establecían secciones de ahorro y crédito.

SÍMBOLOS DEL COOPERATIVISMO
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La Bandera
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La utilización de estos colores de los siete colores del arco iris para la Bandera del Cooperativismo, fue propuesta por Charles Gide reconocido cooperativista francés, pero recién en el año 1923, en el transcurso de una reunión de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), realizada en la ciudad de Gante, Bélgica fue aprobada como bandera y símbolo del cooperativismo. Gide siempre manifestó que la idea original del arco iris, emanaba Charles Fourier, otro cooperativista francés reconocido en el ámbito mundial.
La nueva bandera que identifica al Cooperativismo, fue adoptada en abril de 2001 por decisión de la Asamblea de la Alianza Cooperativa Internacional - ACI - debido a que la anterior bandera que identificaba al sector cooperativo, es utilizada desde hace varios años para identificar a "grupos no cooperativos", provocando confusión en diversos países del mundo.
Son los 7 colores del prisma como elementos de la gran luz que ilumina al mundo. Debe ser el símbolo de alianza de todos los cooperativistas que sueñan y trabajan por una transformación social con una base de convivencia más justa.
El emblema o símbolo más usado, después de esta bandera, y sobre todo en América, es un círculo color oro con 2 pinos verdes al centro. Rodeados por una circunferencia verde, donde se apoyan los pinos. El color oro o amarillo, representa al sol, cuyos rayos ilumina la vida. El verde simboliza la esperanza de una vida mejor que puede alcanzarse siguiendo la filosofía del cooperativismo.
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